En las aulas, donde se impulsa el conocimiento de las generaciones emergentes, los educadores se enfrentan a la decisión trascendental de elegir un modelo educativo que facilite el aprendizaje. Sin embargo, a pesar de la diversidad de métodos disponibles en la actualidad, una antigua sombra persiste en muchos de estos recintos: la pedagogía tóxica.
Esta forma arcaica de enseñanza, ilustrada por el inquietante adagio «la letra con sangre entra», no solo ha dejado marcas en las memorias de muchos, sino que continúa inhibiendo la creatividad y adaptabilidad de los estudiantes en una sociedad en constante evolución. Es esencial reconocerla, entender sus consecuencias y buscar alternativas alineadas con un mundo que ya no es el mismo de generaciones pasadas.
¿Qué es la pedagogía tóxica?
Imagina un aula donde los estudiantes solo memorizan lo que indican los libros o lo que expone el profesor como una verdad absoluta. No está muy alejado de la educación que en la actualidad, aunque esté en decadencia se sigue recibiendo en centros educativos.
Se define la pedagogía tóxica como un método tradicional, que se viene practicando desde finales del siglo XVIII, basado en métodos memorísticos tanto en la enseñanza como en el aprendizaje, donde el alumno acata las enseñanzas sin desarrollar un pensamiento crítico que ponga en duda cualquier cuestión. Ese aprendizaje se estudia de memoria y se plasma en el examen con la esperanza de obtener una calificación positiva por ello.
Estas son las características principales de la pedagogía tóxica:
- Memorizar sin comprender los conceptos: Se espera que los estudiantes solo recuerden lo que el profesor dice, como si fuera la única verdad, sin pensar por sí mismos.
- Obsesión con las notas: En vez de disfrutar aprender, todo gira alrededor de obtener buenas calificaciones. Esto crea mucha competencia y se puede traducir en un incremento del fracaso escolar debido a la desmotivación que genera no alcanzar los mínimos para superar los exámenes.
- Todos aprenden lo mismo: Aunque cada estudiante es diferente y tiene sus propios intereses, a todos se les enseña lo mismo sin importar lo que les gustaría aprender.
- El profesor como único poder: En este modelo, el profesor es el único que decide y habla. Los estudiantes solo escuchan, no participan ni opinan.
Estrategias para transformar el aula: de la toxicidad a la innovación
La educación debe ser un espacio de crecimiento, no solo académico, sino también personal. Para contrarrestar los efectos de la pedagogía tóxica, es fundamental adoptar estrategias que fomenten un aprendizaje dinámico y participativo.
- Adaptarse al estudiante: No todos los estudiantes aprenden de la misma manera ni al mismo ritmo. Es esencial que los docentes sean flexibles en su enfoque, empleando diferentes metodologías según las necesidades del alumnado. Esto implica observar, escuchar y adaptar, en lugar de imponer.
- Conectar intereses individuales con el aprendizaje: La mejor manera de captar la atención de un estudiante es relacionar el contenido con algo que le apasione. Si a un niño le encantan los animales, por ejemplo, utilizar problemas matemáticos relacionados con animales puede ser un gran motivador. Esta personalización del aprendizaje no solo incrementa el interés, sino que también mejora la retención del conocimiento.
- El poder de la tecnología y las herramientas modernas: En la era digital, es fundamental integrar la tecnología en el aula. Esto no se limita a enseñar programas básicos como Word, sino a fomentar la autonomía digital, permitiendo que los estudiantes exploren, investiguen y creen utilizando diversas herramientas y plataformas.
Documentales como herramienta contra la pedagogía tóxica
Los documentales ofrecen una perspectiva única y realista del mundo, permitiendo que los estudiantes se sumerjan en temas, culturas y realidades que de otro modo serían inaccesibles.
- Informar, inspirar y transformar: Un buen documental puede brindar conocimientos, generar empatía y motivar a la acción. En el aula, se convierte en una herramienta para expandir horizontes, desafiando concepciones preconcebidas y promoviendo el pensamiento crítico.
- Desafiando la pedagogía tradicional: A diferencia de la enseñanza estándar que se centra en la memorización, los documentales impulsan a los estudiantes a cuestionar, analizar y discutir. Estimulan la creatividad al presentar realidades complejas que no tienen respuestas simples o predeterminadas y potencian el pensamiento crítico.
- Documentales en el aula: Al integrar documentales en la enseñanza, es esencial que el docente facilite discusiones posteriores, animando a los estudiantes a reflexionar sobre lo que han visto, cómo se relaciona con lo que ya saben y cómo podría cambiar su perspectiva.
Nextus es una plataforma especializada en ofrecer documentales y recursos audiovisuales para mostrar en las aulas y, mediante actividades dirigidas de diferente duración, generar debate en torno a las materias y temáticas observadas.
La pedagogía tóxica es un residuo de tiempos pasados que cada vez más está perdiendo su lugar en las aulas del siglo XXI. Con la abundancia de recursos y herramientas disponibles, los educadores tienen la responsabilidad y el privilegio de diseñar experiencias de aprendizaje que nutran la mente y el espíritu de cada estudiante. Al alejarnos de prácticas obsoletas y abrazar enfoques más abiertos, creativos e individualizados, no solo preparamos a los estudiantes para el futuro, sino que también les brindamos las herramientas para moldearlo.